viernes, 16 de abril de 2010

LA FALTA DE COMUNICACIÓN EN LA ERA DE LAS COMUNICACIONES

                       "Nos mean y los diarios dicen "Llueve""
                                                             Eduardo Galeano

Uno de los problemas más serios y una de las grandes ironías que nos reserva este siglo y comienzo de decenio es la incapacidad para comunicarnos en un mundo cada vez más interconectado. Si uno observa los avances tecnológicos en el campo de las comunicaciones, desde las señales de humo de la antigüedad, pasando por el telégrafo, el teléfono, el télex, el fax, hasta llegar al maravilloso universo de internet, se puede convenir en que el hombre ha realizado un sorprendente salto hacia el futuro. Hoy en día la comunicación en tiempo real a través de las computadoras es un hecho irrefutable. Podemos establecer diálogos, escritos o hablados, con la calidad, por ejemplo, de la video-conferencia, que hace posible que personas que se encuentran en puntos geográficos distantes puedan mantener una conversación fluida y con todas las seguridades necesarias. Los medios de comunicación han alcanzado un desarrollo tal que nos permiten ser mudos espectadores de los acontecimientos del mundo; podemos ser testigos de cómo ingresa un misil norteamericano lanzado contra un refugio antiaéreo iraquí y observar cómo se matan árabes y judíos por la primacía en Israel; todo en el momento en que ocurre, "en vivo y en directo", desde la cínica comodidad de nuestro sillón más mullido y con nuestra bebida favorita en la mano. Si el espectáculo nos disgusta, tenemos la posibilidad de apretar un botón del control remoto y ver la final del campeonato de fútbol o a algún famoso atleta romper todas las marcas de velocidad, todo esto en el mismo instante en que sucede.



¿Qué quiero decir con todo esto?, quiero decir que el mundo en que nos ha tocado vivir y desarrollarnos nos ofrece un sinnúmero de posibilidades de comunicación y, sin embargo, las desperdiciamos de la manera más infantil.



Hace un par de días ingresé a un "Chat Room" (un salón de conversaciones en internet), donde una serie de personajes singulares, con nombres extraños y estrafalarios (Sam2, Yogui, MC, etc.) mantenían un diálogo de sordos. Se preguntaban de dónde eran, a qué se dedicaban, cuáles eran sus gustos, cuál su equipo de fútbol favorito, si había alguna mujer, si era soltera, y una interminable lista de superficialidades que no conducían a ninguna parte. Cuando les expresé que me parecía que deberíamos establecer un diálogo, si no filosófico, al menos inteligente, me contestaron con preguntas como, ¿de dónde eres?, ¿qué te pasa?, ¿qué problema tienes?; cuando insistí afirmando que me parecía una desesperante pérdida de tiempo lo que hacían y que no me parecía útil ni provechoso ocupar equipos que cuestan varios miles de dólares en monosílabos incoherentes, no tuvieron mejor idea que echarme de la sesión. Yo, que actualmente trato de establecer los vínculos necesarios para mantener un diálogo en tiempo real con una serie de amigos, científicos e intelectuales, que pretendemos realizar un trabajo en conjunto de difusión y defensa de la cultura latinoamericana, me sentí realmente defraudado. Siempre la tecnología ha sufrido el inmenso e incesante riesgo de caer en manos inapropiadas, este es uno de esos casos.



La comunicación y el diálogo son elementos fundamentales para una convivencia pacífica. La ignorancia y el desconocimiento han sido las causas principales de guerras y conflictos a través de la historia. Tiranos hábiles en la demagogia y el discurso patriotero convencieron a comunidades enteras de la maldad del vecino al que había que eliminar de la faz de la Tierra. Con el hecho de poder establecer lazos, cada vez más cercanos y reales, con nuestros congéneres, habitantes todos del mismo planeta pero separados por la ficción de las nacionalidades y de las fronteras, estamos salvaguardando el futuro y la paz de la humanidad. Cuando sepamos quiénes viven al otro lado de la línea territorial; cuando conozcamos los sueños y los deseos de nuestros prójimos; cuando podamos sentarnos a una mesa para intercambiar ideas y solucionar diferencias; cuando el que está al otro extremo de la bandera sea un ser humano y no un animal rabioso; cuando, en fin, la sociedad entera comprenda que la comunicación y el diálogo son imprescindibles, más allá de chauvinismos y pequeñeces, entonces, y sólo entonces, empezaremos a formar parte del futuro, del hombre nuevo y del ser humano emancipado de prejuicios y miserias. Estamos en la Era de las Comunicaciones, tenemos al alcance de la mano las herramientas necesarias para convertir el planeta en esa "Aldea Global" de la que tanto alardean los teóricos. Sin embargo, nada progresamos. De qué sirven todos los adelantos científicos si el hijo no puede contarle a su padre lo que siente, si la mujer ve en el marido a un rival o un enemigo y si todos, recelosos y desconfiados, somos incapaces de comunicarnos con el que tenemos al lado de la manera más franca y sincera.





UN PROBLEMA EN CONSIDERACIÓN: LOS ENVASES

Los envases, en la vida cotidiana, son ampliamente usados para contener diversos productos como bebidas gasificadas, yogur, juguetes, conservas, etc. Actualmente los envases son cada vez más sofisticados, hechos con materiales metalizados, con colores fosforescentes y figuras llamativas, pero ¿hay algo de malo en usarlos?.

Los envases han mejorado la calidad de vida de los seres humanos ya que permiten, por ejemplo, conservar frescos los alimentos que de otra forma se hubieron descompuesto o malogrado, así como transportarlos lejos de su lugar de producción. Estos depósitos son necesarios para proteger y conservar los productos, garantizar su higiene, informar al consumidor de sus instrucciones de uso, y facilitar el transporte y almacenamiento. No obstante, el excesivo uso de materiales empleados en su fabricación es antieconómico y antiecológico.

Al ser obtenidos los plásticos de un tipo de polímero se pensó que resultaría el remedio para muchos problemas, y así fue a primera impresión, paradójicamente una de sus ventajas más celebradas es su Talón de Aquiles: resultan prácticamente indestructibles, ya que están elaborados de materiales no renovables, como el petróleo, el gas natural y el carbón, y por consiguiente, se convierten en un problema ecológico, al resultar su destrucción muy costosa energéticamente y totalmente contaminante en la mayoría de los casos. La incineración de determinados tipos de plásticos es una de las causas de la lluvia ácida que destruye los bosques y la salud de los seres humanos, y abandonados a la intemperie sus complejas cadenas moleculares se resisten a romperse por la acción de cualquier agente natural. Actualmente, se comienza a extender el uso de las bolsas de plástico fotodegradables, que se destruyen por la acción de los rayos solares, también los científicos buscan el plástico biodegradable como los alquimistas las piedra filosófica, mas esto es esquivo y no parece que su uso sea para mañana, debido a que los encontrados hasta ahora resultan muy caros.

Por mucho tiempo, las bebidas y los medicamentos nos han llegado en recipientes de vidrio, transparente o traslúcido, livianos y pesados y de colores variados. El vidrio es más grueso, más pesado, por lo tanto su fabricación y transporte resultan más costosos. El impacto ambiental al usar recipientes de vidrio resulta más que notable. Todos conocemos los peligros que encierra una botella de vidrio abandonada en el campo, sobre todo para los niños y la fauna. Los envases de vidrio son reciclables o reutilizables , aunque a veces no se hace ni una cosa ni la otra; simplemente son arrojados al medio ambiente.

Otro tipo de envase es el metálico, que ha experimentado un notable auge en estos últimos años, sobre todo para las bebidas carbonatadas. Tanto su fabricación como su destrucción tienen un costo ambiental realmente considerables, ya que están hechas de acero, hojalata y sobre todo, aluminio, materiales no biodegradables. Como es evidente no son recuperables para posteriores usos y más bien su abandono tan natural en la naturaleza supone un grave problema. La única salida ecológicamente razonable para las latas es el reciclaje. Un caso especial son los envases de tetra pack o similares, elaborados con cartón, polietileno y, en algunos casos, una delgada capa de aluminio. Sus ventajas son muchas: la ligereza,, transporte económico, resistencia, comodidad, y conservan muy bien alimentos tan delicados como zumos, leche y otros líquidos orgánicos. Como basura energética resultan muy interesantes: a pesar de que su incineración genera energía, su aprovechamiento sistemático requiere una infraestructura que de momento no alcanzamos.

En conclusión, hay que analizar nuestras necesidades y elegir la opción más adecuada en el tipo de envase a usar: Por ejemplo, no es efectivo adquirir alimentos envasados en tetra pack si es que lo vamos a consumir enseguida. Las municipalidades pueden contribuir con la infraestructura adecuada para poder recuperar y reciclar todo lo reciclable, porque de nada sirve que los materiales sean susceptibles de ser reciclados por varias vías si se quedan en un rincón sin que le demos la importancia debida. La comunidad puede contribuir dando a cada tipo de envases su destino final, y no tirando todo al tacho de la basura o por cualquier lugar; ya que de lo contrario la basura terminará siendo la envoltura del planeta.
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